miércoles, 9 de mayo de 2012

¡Felicidades a las mamás de todos. (En especial a las de los hombres guapos)!


Cuando cumplí 5 años mi mamá me dio invitaciones para que las repartiera con mis compañeritos porque me iba a hacer una fiesta, como yo sabía que no tenía amigas porque prefería jugar tazos y canicas no quería decepcionarla, así que inventé que Tatiana iría a dar un show y  todas las niñas de mi salón querían ir. Llegó el día, obvio no llegó Tatiana y empezaron a preguntar por ella, mi mamá se dio cuenta de lo que pasaba con tan solo ver mi sonrisita nerviosa y con toda la seguridad del mundo les contestó “Tatiana ya venía pero llamó para decir que se descompuso su camioneta y no va a poder llegar”. Ese es el primer recuerdo que tengo de ella evitando que el mundo me lastimara.

En tercero de primaria aprendí otra lección. Todos los niños tenían listo su servilletero de conejo desde el 8 de Mayo, pero el mío, el mío era un desastre, no tenía relleno, no estaba pegado, me faltaban piezas, ni siquiera había comprado las servilletas. Llegó el 10 de Mayo y con mi cara de angustia le dije a mi mamá que no me había dado tiempo de terminarlo. Me sonrío, como solo ella sabe sonreír, me dijo que mi esfuerzo era lo que importaba y que me iba a seguir amando con o sin servilletero de conejo. (Por cierto, ¿quién en su sano juicio cree que los servilleteros de conejo son un buen regalo para el día de las madres?).

En secundaria me molestaban las niñas porque… Nunca supe la razón, pero me molestaban. Una tarde mi mamá me escuchó llorar porque me habían escondido la mochila, me dijo “súbete al coche” y sin preguntar nada movió cielo, mar y tierra para inscribirme en otra escuela, al otro día yo estaba feliz en un nuevo lugar.

Cuando cumplí 14 pasé a tercer semestre de prepa, viajaba diario de mi casa a la escuela, iba en el turno vespertino y había días que llegaba a las 10:30pm. Una noche durante la cena me preguntó si me sentía cansada, no quería aceptarlo porque la iba a preocupar; y otra vez sin que le dijera nada, dijo “busca dónde rentar, tienes mi confianza, sé que te puedes cuidar sola porque eres una niña muy inteligente”.  Gracias a esas palabras ahora sé que no necesito de nadie para lograr lo que me proponga.

Y ni hablar de cuando entré a la universidad. No creo que hubiera aguantado el cambio de no haber sido por su retador “si crees que esto es demasiado nos podemos regresar y te pongo una tienda”.  
Una vez cierta amiga me pidió permiso para hacer un pastel en mi casa, pero era un pastel de marihuana, cuando le dije a mi mamá nos prendió el horno para que no nos quemáramos. A veces ya no sé si rockea para darme lecciones de vida  o simplemente está en su naturaleza ser la mejor del mundo.

Sé que todos tienen alguna historia qué presumir de sus mamás, yo nada más vine a  contar cosas, no tengo ninguna historia en especial, porque en realidad a quien quiero presumir es a ella.  
La única razón por la cual no traería un bebé al mundo no es por mala mujer, sino porque tengo miedo de no poder educarlo y cuidar de él como lo hizo y sigue haciendo mi mamá conmigo.

Podría llenar de letras cuantos blogs del mundo me pusieran enfrente, pero si hago eso no podrían ir en este momento a abrazar a su mamá y besarla si la tienen cerca, a marcarle para decirle “aunque no seas la increíble mamá de Addi, te amo”, a pensar en ella si ya no está presente y simplemente darle las  gracias.

Conclusión: ¡Felicidades a las mamás de todos. (En especial a las de los hombres guapos)!

lunes, 21 de noviembre de 2011

A-eme-o-ere-ce-i-te-o.

Según Pitágoras, cuando cumples 21 inicia otra fase y tu rol social cambia de aprender a producir. Acabo de cumplir 21 años y sigo sin entender absolutamente nada de lo que he “aprendido” en la vida.

Hacía mucho no hablaba de amor, porque hacía mucho no me enamoraba. Eso sí, he salido con muchos chavos (culpo a mi abuela y sus libertinos consejos), he perdido la cabeza y hecho locuras, como manejar a las 4:00am para llegar a las 9:00 al bajío, estar una hora y regresarme para llegar a las 3:00pm de vuelta en el DF; como hacer un bazar para tener dinero y visitar a alguien, puesto que mis papás no sabían que andaba con esa persona; y la más penosa, vivir con alguien a los 17 años y pensar en casarme (perdonen, en mis estándares eso es considerado locura).

¿Pero qué hay de nuestros sueños rosas cuando todo termina? Nos arrepentimos por haber dado tanto, quisiéramos jamás haber sido parte del show, quisiéramos maldecir al desgraciado que trajo las novelas románticas al mundo, al desgraciado de Jack  que da la vida por Rose una y otra vez cada que repiten Titanic, al ruin y despiadado Walt Disney que nos mostró un universo inexistente.

Entonces viene una serie de comportamientos que como por pauta (o masoquismo, como prefieran llamarle) se siguen. Que si le dedicamos indirectas en los estados de Facebook, que si “por accidente” le mandamos un mensaje que era para “otra persona”, que si nos hacemos amigas de sus amigos/as (sí, aunque nos caguen) para que el vínculo no se pierda del todo…



Voy a clasificar las etapas por canciones: a esta la llamaría etapa de “Leave a little light on, leave a little love on… Take my heart, it’s yours anyway.” Es mínimo un mes de duelo, donde ninguna opinión importa, tú estás bien y los demás no saben nada; todo te fastidia, todo se empeña en restregarte que estás sola. Si era músico no prendes el radio porque estará presente; si era futbolista no pasas por las canchas porque estará presente; si era de tu escuela o trabajo, ni modo, estará presente.



Luego viene la etapa “Y después de reconstruirme,  ya no habrá otro día triste sin ti…” Han pasado de uno a tres meses (es tanto el rango porque a algunas les cuesta más que a otras), sigues pensando en él, pero no con cariño, es el momento de tomar las fuerzas necesarias para no recaer; no va a cambiar, nadie cambia; creemos que cambian pero en realidad es algo científico, el enamoramiento dura 2 años, después de ese tiempo comenzamos a encontrar los defectos (si recaíste en la primera etapa, ni sigas leyendo). Que sepa lo que perdió. Y si te perdió por cabrón, ¡qué mejor! Un patán siempre se va a ir con lo que merece, una zorra. Es la mejor etapa, puesto que puedes agarrar la peda sola en tu casa con una botella de mezcal y hablarle chillando a tus amigos con toda la justificación del mundo, chillar, chillar, seguir chillando, quedarte dormida en un sillón, amanecer con una cruda terrible, un dolor de garganta terrible (porque obvio no te acordaste de cobijarte), un aliento terrible y ahí caer en cuenta, cuando intentes levantarte, que hay cosas peores en esta vida que tener el corazón roto.



Luego de ese tiempo, ¿qué creen? La mejor etapa de todas. A esta la llamaré  “Que seas muy feliz, mucho muy feliz, pero muy feliz… ¡Pa’ que no regreses!” Lo has superado, no te importa con quien está, de hecho hasta quieres que sea feliz, bromeas con lo que viviste a su lado, sabes que la vida se encargará de hacerle pagar por cualquier daño que te causó y que eso no te corresponde; disfrutaste cuanto pudiste; se disfrutaron cuanto pudieron. Generalmente en esta etapa estás abierta a todas las posibilidades y como por arte de magia empiezan a llegar prospectos que antes habías despreciado pero ahora “mmm, delicious”.


 Cambias tu playlist, guardas las canciones tristes, no las borras, las vas a volver a necesitar; ahora escuchas cosas como “Vainilla Twilight”, “Nothing else matters”, “Compartir”, "A-eme-o-ere-ce-i-te-o" y te parece irrelevante si el mundo te juzga por eso. 



 ¿Al final de todo, vale la pena? ¡Claro que vale la pena! Si queremos canciones tienen que existir musas, si queremos locuras tiene que haber alguien que abra la puerta, si queremos escribir blogs tiene que existir esa persona que nos inspire a hablar tranquilamente de nuestro pasado como un recuerdo, solo eso, un lindo recuerdo, no mejor que nuestro presente.



Vas a encontrar a alguien, tal vez no más guapo, pero lo vas a querer mucho; cumplirás fantasías que ni siquiera sabías que tenías. Te van a romper el corazón de nuevo y así mil veces... De eso se trata este juego.  Encuentra tu camino; “no veas el marcador, disfruta el partido”.


Confíen en mí, cachorros del rock, por tercera vez en mi vida desde aquel novio con quien duré 5 años y aquel músico que no fue mi novio pero me escribía canciones, vuelvo a estar insensata e incontrolablemente enamorada. Inténtenlo, que nada les cuesta.







*Algunos datos fueron obtenidos de revistas como Cosmopólitan, Seventeen, o peor aún, experiencias personales. No le hagan mucho caso a este post; si quieren un buen consejero, páguenle a un psicólogo $500 la hora.

martes, 1 de noviembre de 2011

Calaveritas 2011

- (Calaverita para el novio:

Penaba la pobre flaca, a las orillas del río
¡no me gusta estar tan sola, me llevaré a un caballero!
le contesté que podía, a todos menos al mío
y con 5 guadañazos, me envió directo al entierro…

Ahora que ya soy calaca, lo veo desde el más allá
y si quiero me lo llevo derechito hasta el panteón
si quiero me llevo su alma y a que ni cuenta se da
si quiero le doy mi femur, mi peroné y mi esternón…

Y es que con tan solo verlo quisiera resucitar
levantarme de la tumba, como zombie en halloween
no me importa que sus besos me volvieran a matar
pues esos besos que matan, también me hacen existir.)

(-Calaverita para la Arquitectura:

Todas las almas en pena buscan el renacimiento
pues les gusta Brunelleschi y los putti de San Pedro
lo que no saben, los pobres, es que se les desvió el tren
claro, también aquí hay putis, pero esto ya es el high tech.)

- Ahora sí; calaveritas para ustedes:

La calaca hacendosita, preparó un arroz con leche
encontró a @mg_alcazar y luego vio su paquete
lo invitó a cenar a casa, pues le pareció guapote
¡pero cuál fue su sorpresa, pa´l arroz pidió popote!

Muy triste y desconsolada, al gimnasio se metió
después de su mal de amores dicen que hasta embarneció
tanto que  a @AsukaLan se comenzó a parecer
pero la flaca era virgen, y la güera... Yo qué sé.

Cuando no era más "la flaca", sino "la despampanante"
muchos  hombres se apuntaron para ser su acompañante
ahora podía despreciarlos y elegir al que quisiese
pensó "aw, @emiliocoro... Ay no, fuchi; es de La Rebel."

Continuó su cacería de machos bien parecidos
guapos, pero intelectuales, o 'de a perdis' fueran ricos
bueeeno ya no exigía tanto, nomás que le cocinaran
¡ya te fregaste, @Skavron! vociferó entusiasmada.

Pero la muerte es la muerte y no quedó satisfecha
quería más gente a su lado y en su tumba armar la fiesta
necesitaba dos cosas: mezcal y amigas borrachas
el mezcal llegó muy pronto, @AriadnaLeon tardó, la gacha...

Ya adentrados en la fiesta empezaron a cantar
todos sonaban precioso, menos @JMdelaR
él parecía que chillaba, como si fuera alma en pena
semejaba a Gabs cantando sin lengua 'la macarena'.

Luego salió el rockerito a cantar de Los Strokes
"¡Hola soy @Alam_Garcia, gracias banda por su amor!"
Exasperada y de nervios la catrina enfureció
no le gustaba ni el rock, ni la salsa, ni el hip hop.

"¡Yo también quiero rockear!" resonó un grito estridente
¿quién más que la @nenamounstro, para joder a la muerte?
puso a Presley, David Bowie, The Beatles, Doors y Pink Floyd
de la nena no se supo, ni el occipital quedó...

"¡Largo todos de mi tumba, si es que no quieren morir!"
Sientieron miedo y @CachacuasMX del susto se hizo pipí
un mirrey todo mojado, ¿habráse visto algún día?
se mojan con las lobukis, pero nunca al ver catrinas.

Y ya que estamos hablando de mirreyes y esqueletos
@SerPintado iba con su ex... Y se murió del susto y todos rieron.
(Esta calavera no tuvo chiste, pero ¿cuándo las ex han tenido chiste?) 

Cuando terminó la fiesta en la tumba de la muerte
tuvieron a bien planear un after en Insurgentes
Lo organizó @bien_anonimo, pues conocía bien el rumbo
pues él marcha el día de muertos y los 28 de Junio.

Pa' documentar los hechos, está @RicardoEscritor
si es que no antes de imprimirlo, aparece en el panteón
Aunque si se muere pronto, una ofrenda le pondré
con tamales, pan y pulque; o su vicio, los cupcakes.

Ya con esta me despido, yo también quiero dormir
un arroba, dos arrobas, mil arrobas para ti
si no tienes calaverita, no es que seas insignificante
más bien yo soy mamoncita; si me muero, no me extrañes.
















martes, 1 de febrero de 2011

Ninis para todos (yo invito)

Mi idea para la entrada de Febrero en mi blog en un principio fue hablar de buenos deseos, amor, amistad, etc. Pero precisamente la madrugada que lo iba a escribir, la televisión se quedó en un canal donde transmitían un programa de debate que trataba de los benditos, beneficiosos e interesantes “ninis”. Y les doy todos estos adjetivos, porque al menos mi atención ya llamaron.

¿Qué “no hacen” ellos que los vuelve tan interesantes?...

Por una parte está la opinión de que el sistema no es el adecuado para que todos salgan adelante y ¿saben qué? Esta definición la pueden hacer rollito y guardarla en donde más les plazca. Tengo razones para expresarme así: Mi mamá es directora en la primaria de un pueblo del estado de Hidalgo, en donde la mayoría de la gente padece pobreza, la intendente de la escuela es madre soltera de 3 hijos, de los cuales el mayor estudia en el Iinstituto Politécnico Nacional y vive solo en una ciudad que hasta al más experimentado, espanta; él trabaja y se paga el 100% de sus estudios y gastos habituales. Cuando la señora lo cuenta, sus ojos se llenan de lágrimas; estoy completamente segura que no son porque casi no ve a su hijo, sino de emoción; por saber que aunque ella no puede darle el apoyo económico que necesita, lo educó de la mejor manera y le dio un arma que a veces ni el dinero puede ofrecer: ganas.

La segunda teoría explica que los ninis son personas que sí quieren hacer las cosas pero las puertas les son cerradas. Para esta definición tengo otra historia: Cerca de donde vivo hay una vidriería, el dueño de ella es un muchacho joven que se graduó en Ingeniería Mecánica y “jamás” encontró trabajo, así que decidió poner ese negocio; claro que es digno, pero no es para lo que se preparó. Lo que el tipo nunca cuenta, es que quería encontrar trabajo en su misma región, con todas las comodidades que esto implica; que se rindió a los pocos meses y después de escasos “no”. ¡Por los 7 mares! Si no hay un esfuerzo de por medio, el logro se vuelve insípido; a veces hay que sacrificar un poco para después obtener un todo; cosa que a la mayoría de la gente no le gusta. Como decía mi abuela “todo lo quieren peladito y a la boca”.
La tercer teoría y desde luego la que más me gusta, porque es mía, es que los ninis son ninis porque quieren, punto.
Porque no tienen el valor de proponerse: “hoy dejo mi videojuego y salgo a buscar trabajo”, “hoy en lugar de ver la TV voy a leer un libro”, “hoy dejo de esperar a que otros me resuelvan la vida y me pongo a pensar en lo que me apasiona para hacerlo posible”.  No es una utopía si lo vemos desde el lado personal y no del lado gubernamental. Pero para ellos es más cómodo y seguro formar parte de la cada vez más grande lista de este ‘movimiento’ que hasta en los países más desarrollados existe. Porque así no se esfuerzan en imaginar qué sería de su vida si sencillamente hicieran lo que quieren…
Está desgraciada y empíricamente comprobado que los políticos no nos va a resolver la vida. Y tal vez las personas como yo, que apenas estamos en el proceso de preparación somos quienes menos podríamos exigir, pero aunque “no somos contribuyentes directos” si somos ciudadanos que estamos aquí para dar ideas; asimismo ellos, quienes tienen la oportunidad de ser escuchados, tienen la obligación de poner en práctica nuestras propuestas. (Pero bueno, como dicen ustedes los bilingües: BTW. Esa es otra historia)
Acaba de terminar un año difícil y no iniciamos este de la manera más grata; sin embargo, las grandes guerras iniciaron por pequeños malos entendidos; por ende, las grandes soluciones inician con pequeñas acciones.
Si mi punto de vista tiene valor al menos en algunos de ustedes, antes de que se levanten de ese asiento y hagan pancartas de activismo o se preparen para una huelga de hambre afuera de Palacio Nacional, lo único que quiero despertar en ustedes es una cosa que parecería intrascendente; no es conciencia social, no son reformas o mesas de debate, no es un cambio radical para con el mundo; es AMOR… Esa parte de nosotros que mueve montañas; que a pesar de sabernos menos fuertes que un arma de fuego, nos hace sentir más poderosos, incluso, que la misma mano que la dispara.

Porque solo necesitamos amor a nosotros, al lugar donde vivimos, a la gente con quien trabajamos, por muy difícil que esto parezca; porque no tendríamos que odiar a nuestro compañero de al lado si cada mañana nos despertáramos para ir a hacer algo que nos gusta; porque solo entonces llegaríamos a una oficina, un salón o cualquiera que sea nuestro trabajo, con una sonrisa en la cara, pues haríamos algo que nos hace sentir plenos, lo cual desencadenaría una serie de acontecimientos de autobeneficio. Y no, no pongan de pretexto que no hay la oportunidad y hay que aceptar desempeñarnos en lo que sea, es cuestión de, como dice una persona a quien admiro “agarrarte los huevitos” e ir por aquello que te gusta en realidad; si no amas lo que haces, eso, eso es estar jodido. La vida es una y si bien nos va viviremos cien años, los cuales no nos alcanzarán para arrepentirnos por haberlos vivido a medias y ver cómo otros hicieron realidad sus sueños simplemente porque tuvieron más amor propio que nosotros.

Este país tiene mucho para darnos todavía, de hecho tiene demasiado, pero si nosotros no ponemos de nuestra parte, entonces esos recursos seguirán ahí, como hasta ahora, esperando a que alguien más los ame, cuide, trabaje y disfrute.

Una vez más estoy segura que no cambié al país con mis párrafos y ¿saben qué? No me importa, porque todo lo que escribo lo hago con amor. Justo a eso me refiero, que a sabiendas de las burlas, de la ignorancia, del alt+f4 a mitad de mi texto, aun así no me arrepiento de absolutamente ninguna de mis palabras.
No citaré a nadie, pero estoy segura de algo: Un nini es el individuo que está dispuesto a hacer con su persona lo que critica de los demás.  Porque un nini no es solo aquel que no estudia ni trabaja, también es aquel que no hace lo que ama, ni ama lo que hace.

martes, 2 de noviembre de 2010

CALAVERITAS

Frank Lloyd Wright el Arquitecto de aquella preciada mente
en su despacho, contento, diseñaba y diseñaba
Dijo enojada la muerte: "por tu culpa soy la muerte,
ya que yo me ahogué en la fuente que por mi sala pasaba"

Ya que @JahzeelS confundía a Katty Perry y Sonic Youth,
la calavera rockera un castigo le aplicó
Se le subió por la noche y entre torturas gritó:
"Esto es pa' que a las canciones, les pongas más atención"

La muerte dice que es muerte porque quería su velorio
donde hubiera galletitas y café del más sabroso
que la gente no llorara, mejor mostraran jolgorio
y café de @Cafeleeria... Porque como ese no hay otro.

Y es que en Hidalgo te encuentras q personas muy chistosas
No, no es que @mikaualam me recuerde este adjetivo
Aunque viendo su carita no dudo que es la llorona
pero sé que no es un muerto, es un twittero divino...

La catrina enamorada de @bulmart, el poetuitero
fui testigo de cuando ella un ipod le regaló
incluyendo los audífonos y de la huesuda, el femur
él no dudó pa' qué es bueno y sin pena los rompió

A @hbc31, un fotógrafo de espanto
con desdén y muy airada la calaca le insistió
"practiquemos el parkour, a ver si no me desarmo"
ni tardo ni perezoso, a brincar se la llevó...

@Christyan_Yusty iba silbando la del "gato volador"
lo cual molestó a la muerte y las patas le jaló.
Él se retractó enseguida y la canción mejoró
ahora "el panamericano" tararea con mucho amor.

La calavera rockera que no copia los estilos
ya saben de quién les hablo, andaba con Mario Domm
esa que es original y alborota a los negritos
lolita de las banquetas, en twitter @Belindapop

La catrina había probado de verde, mole y de dulce
además del chocolate que en el altar le dejaron
pero ya no se esperó a probar ningún platillo
las histerias de @wishiina hasta el hambre le espantaron

De los motivos de muerte que a la flaca le encontraron
fué una mirada ferviente que @Hugohugoa le propinó
pidió ayuda a sus amigas, un susto juntas planearon
pero al verle los ojitos a todas las derritió...

Mas la verdadera causa de que la muerte esté muerta
fue escuchar una canción, que de amor nos la mató
dicen que @AldoMonterrubio se la cantaba a capela
y la volvía tan debilucha, hasta que la desarmó...

Caminaba con sus planos bajo el brazo @Alexisavila
veía con detenenimiento el avance de la obra
rápidamente la muerte a decirle se acercaba:
mi querido constructor, en este mundo tú sobras...

Y podría seguir contando quién parece calavera
no obstante se, sin errar, no sería @PacoSaiso
porque él come a todas horas y no le importan las dietas
aunque esto sea su porqué de llegar pronto al panteón

A la catrina más guapa le gustaría @emiliocoro
pues la llevaría de viaje a donde hubiera mezcal
le echaría piropos diario como "mija" o "mi tesoro"
y le daría su sonrisa, para volverla a matar...

Pero pobre la catrina que tiene expuestos los huesos
porque @Erubeat de los mismos fabricaría una marimba
que para otros la acción, ocasionaría estar muerto
él haría una melodía que le savaría la vida...

Dicen que hasta pa' morirse hay que hacerlo con estilo
@PhanieRodriguez, yo creo, llevará mortaja rosa
incrustaciones suarowskys y encaje en el dobladillo
porque prefiere antes muerta, que sencilla y orgullosa.

Cuando miro que el reloj marca en puntito la una
se que durante esa hora, el cigarro mató a varios
me acuerdo de @AriadnaLeon y sus pláticas nocturnas
de cómo se acerca al hoyo por fumar como chacuaco

Llegó la hora de la cena y la ofrenda estaba lejos
la huesuda recordó que cerca vivía un buen chef
"ven pronto @laloplascencia, que quiero sopa de tuétano"
y el muy infame le dijo "chúpate un dedo del pie"

El que tiene ya apartado su lugarsito en la morgue
es ese tal @ferlatino que anda de aquí para allá
un buen día sin percatarse, lo van a aplastar al pobre
en uno de esos conciertos donde se mete al slam.

Cuentan que gran Arquitecta, la muerte soñaba ser
que amaba la profesión pero tenía un gran problema
@Yañezalbarran en vida, su profe de compo fue
y nunca le ponía dieces, lo cual la mató de pena...

La catrina muy rockera por @danzlotnik preguntó
porque ya le habían contado que tocaba bien el sax
dijo que quería escuchar todo menos reggaetón
éste le tocó una cumbia, éxito de Bandamax...

Andaba los días leyendo, libros de variados temas
en su mente no auguró lo que la muerte buscaba
un hombre culto y sencillo, estilo @Carlosasecas
“Ya te fregaste por culto” sólo eso dijo la flaca…

La calaca tan moderna, tenía cuenta en latinchat
todas las noches entraba para a alguien asustar
su nombre de usuario era: "huesitosdelmásallá"
@rufianmelancoli en cambio, entraba a socializar...

Sentadito en una tumba, @luisjuan0 repiraba agusto
pronto percibió un olor que provenía desde abajo
de donde igual provenían gritos que suponían susto
desde adentro agonizaban: "¡por piedad, ponte el zapato!"

Un buen día de todos santos llegó imperante la flaca
que se quedó de ese aspecto ya de tanto vomitar
como @Anahi la conocen, yo prefiero decir calaca
Con un grito dijo: "vengo por mi rey, @jmdelar"

@Serpintado que le llaman, de Tula el conquistador
anda de allá para acá, matando niñas de amor
a la muerte le rompió algo más que el corazón
y ésta con resentimiento le hizo la circuncisión...

Para cuando la huesuda quiso ir a ver a la sinfónica
en @Suarezlubian pensó para invitarlo a salir
y es que eligió al más bonito, era flaca, mas no tonta
dijo que con él al lado si se volvería a morir...

Haciendo alusión al nombre, le hacemos "calaverita"
a la querida huesuda que a su altar viene a comer
a @jar8 por ejemplo, le hicieron la jarochita
desde entonces, cada noche, grita con voz de mujer

Por ejemplo a @MartinGalaz de Tampico el mejor geek
la muerte le traía ganas desde que lo vió nacer
le dijo - "vente conmigo, te doy trato VIP"
- "Gracias, las prefiero grandes; no flacuchas como usted"

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Yo si lo festejo... Por el puro antojo

“Si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí” Y si no hay en qué me traigan, por eso mismo te llevo en el corazón… Disculpen intelectuales si ofendo su aversión a éstos festejos; yo si tengo algo qué celebrar.

Porque no hay recuerdo de mi niñez que no lleve consigo la imagen de un entorno con costumbres, con las cuales mi vida se ha convertido en un verdadero deleite a cada paso que doy. Muchas personas dicen que peco de nacionalista, que a veces harto con mis comentarios patriotas, yo digo que tienen razón y que a cualquier lugar donde vaya, presumiré mis ojos oscuros, mi piel morena, pero sobre todo, mi corazón tricolor…

Es que cómo no presumir  haber nacido en esta tierra, si cuando era abanderada en la escolta de mis escuelas, escuchar el himno nacional mientras llevaba en mis manos el motivo de cantarlo, hacía que de mis ojos brotara un pequeño manantial, como ese del que brota el agua que tomamos en mi pueblo.
Tengo la fortuna de haber crecido en un lugar hermoso, con un número de habitantes que juntos apenas si llenaríamos una generación de mi Universidad; eso hizo de mi infancia una etapa feliz, tranquila y llena de tradición. Cómo olvidar la primaria, que aún sigo adorando a pesar de que nunca encajé a la perfección; donde en los desfiles del 16 de Setiembre las niñas íbamos de Adelita y los niños de charro; ahí donde si no te tocaba poesía coral, te tocaba efeméride y lo mejor del mundo, el recreo, donde una insignificante jardinera se convertía en el escenario perfecto para una puesta en escena y el campo sin pasto, en un gran estadio de futbol…  La secundaria, el lugar donde mis mil usos se desataron y participaba en cuanta convocatoria artística había; ganaba desde un concurso de cartel o pintura, declamación de poesía u oratoria,  hasta representar a mi escuela en conocimientos; aquí mismo donde mis amigos pamboleros despertaron mi gusto por el futbol y mi afición por los tuzos… La preparatoria, en definitiva mi mejor etapa, donde me creía la chica rebelde que México esperaba y por intentar patinar casi me fracturo la espalda, donde supe indiscutiblemente que mi vocación no eran las nuevas tecnologías, aquí conocí a mi primer amor y a la mayoría de mis mejores amigos, entre muchas otras cosas más.

También recuerdo con afecto, las vacaciones en la casa de mis abuelos en la Sierra de Hidalgo; pasar antes a Pachuca a elegir el lazo para que llegando mi papá nos colocara un columpio en el ocote más grande, que al aire rebasaba los 15 metros de altura; el cerdo que mataban justo el día que llegábamos para que hubiera carne toda la semana,  la cecina, la leche recién ordeñada, las galletas que ayudábamos a mi abuela a preparar en el horno de atrás de la casa; como no había televisión, leñar con mi papá era una gran forma de diversión; no hay casa a la que entres sin que te ofrezcan una taza de café. La mejor fecha para ir, es en día de muertos, hay tamales de todos sabores y colores; los panteones se tiñen de amarillo zempazúchitl  y los altares en las casas ocupan hasta media habitación de distancia.

Si  no salíamos, la situación se ponía peligrosa pues llegaba toda la banda pesada: mis primos los de la ciudad, éramos una legión de Satán, andando; hacíamos de las milpas de mi abuelo, un terreno de exploración al puro estilo “a prueba de todo”; organizábamos fogatas que terminaban casi siempre en un total y humeante fracaso; cuando hacía mucho calor nos metíamos todos al bebedero de las borregas, ocasionando un caos en el rebaño; ahora somos mejor portados y nos conformamos con ir a una buena charreada y platicar en familia; si era temporada de alguna cosecha, organizábamos las mejores reuniones; la mejor fecha para ir, es en la fiesta patronal, si es que disfrutas un buen plato de enchiladas y una michelada bien fría, mientras escuchas a la banda en el kiosco del pueblo.

En verano era viaje a algún lugar de México. Me siento dichosa por tener unos papás que me inculcaron el gusto por todos los estados. Mi mamá, una persona de fe, me llevaba a la iglesia en cada lugar que visitamos y mi papá, una persona de buen apetito, me hacía probar platillos tan exóticos que a veces ni me gusta mencionar; no están para saberlo, pero yo si para contarlo: soy fan de la comida mexicana, a excepción de los escamoles, chapulines y cualquier tipo de insecto, en cualquiera de sus formas de preparación. Eso amo de mi país, que ya sea en playa o en montaña, en campo o en ciudad, no hay comida en el mundo que iguale su sabor... En navidad, era obligada la visita al DF y la foto con los reyes magos en la alameda (porque en mis tiempos todavía era en la alameda), la carta en el globo y el drama cuando pasábamos por los puestos de juguetes; las posadas, la piñata de donde odiaba arriesgar mi vida por una tonta caña, pero lo seguía haciendo a la siguiente que rompían… Las playas, de las que no me iba sin mis trencitas de colores y como éstas, miles de experiencias que obvio jamás terminaría de contar.

Otra de mis pasiones, es el arte mexicano: desde los alcatraces de Diego Rivera en una galería, hasta una reproducción con palillos que hice de una de sus pinturas en una clase de educación artística; Frida Kahlo desde Bellas Artes, hasta una playera con su imagen, que es mi favorita y ¿por qué no confesarlo? Mi delirio por los colores de Barragán; en un viaje que hice a Oaxaca, tuve la oportunidad de conocer a Francisco Toledo y creo que sentí más bonito, que cuando conocí a mi rockero favorito. Con el amor más atrabancado del mundo canto las de Pedro Infante, mi favorita al igual que era de mi abuela, la Bartola… Porque yo si creo que éste país está lleno de verdaderos artistas, genios de la creatividad.

Me dan ganas de celebrar, porque por encima de la violencia que vive el país, por encima de los problemas, desigualdades y malas actitudes; hay una gran historia. Y no, no por eso me deja de importar lo que a mi alrededor acontece, pero quejándome y repudiando al gobierno, más allá de ayudar, me aleja de una posible solución. Pienso que antes de un debate, una lista de estrategias o la aplicación de cualquier medida a futuro, está la actitud y la esperanza de mejorar un presente.

Hagamos que valgan la pena los años de lucha, celebrar una noche no nos va a quitar la oportunidad de hacer algo por México cada uno de los días que le sobran a nuestra existencia. Siempre he dicho que meto las manos al fuego por aquellas personas que valen la pena;  por esos mexicanos que se levantan tempranito para ir a un trabajo que aman; por esos mexicanos que no tiran basura en la calle; por esos mexicanos a quienes no les importa esperar 10 segundos más hasta que esté el verde en el semáforo; por los mexicanos que conocen sus límites, pero no los aceptan; por esos mexicanos que respetan, siguen y aman sus tradiciones; por esos mexicanos que ven en este país un semillero y no un patio de atrás. Así es como en verdad podemos hacer algo por la nación y no simplemente quejándonos y escribiendo textos que repudian al gobierno, para hacernos ver más inteligentes que los demás, por el simple hecho de “pensar más allá”. Vamos, no sean tan pesimistas, les aseguro que un chile en nogada y un jarrito loco, saben más rico que la bilis… ¡Viva México!

domingo, 1 de agosto de 2010

EL MISMO GUERRERO

Hay acciones que por su naturaleza, hacen que tu vida de un giro total. Muchos ya sabrán que el pasado mes de Junio, tras la invitación de una gran amiga, me fui a trabajar a Guerrero. En un principio, desconocía por completo en qué me estaba metiendo y sí, la principal razón por la que acepté el trabajo, fue por el sueldo que iba a recibir y para no aburrirme en vacaciones.


Con sólo una maleta, la esperanza de conocer más de mi país, 8 horas de camino y la compañía de dos amigas que durante un mes, se convirtieron en mi familia, llegué a un pueblito llamado Tlapa de Comonfort, donde apenas comenzaría la aventura. Y me atrevo a llamarla aventura porque después de todo, las experiencias buenas y malas se vuelven aventuras.

Obvio conocen los apoyos que ofrece el gobierno federal; ¿han escuchado hablar del programa “Oportunidades”?, pues en éste es donde estuve laborando y créanme, aunque sé que no conozco mucho del mundo, es una experiencia que marcó mi vida por completo.

Recuerdo una vez haber visto en las noticias, un reportaje sobre la pobreza en Guerrero y haberme conmovido al escuchar que cuando Javier Alatorre preguntó a una señora en qué momento de su vida se había sentido feliz, ella contestara que no sabía lo que era “felicidad”; por eso en cuanto mi jefe nos preguntó en qué zona queríamos estar, inmediatamente contestamos que en la más pobre, porque a eso íbamos, a ayudar. Los primeros dos días de trabajo nos mandó a practicar a pueblos cercanos, donde la gente peca de amabilidad, donde se me olvidó que no me gustaba comer pollo cuando en un lugar llamado Chiepetlán, una señora me ofreció la última pieza que quedaba en su olla de comida; una pata con todo y uñas, que en mi casa hubiese sido motivo de enojo al recibirla, pero ahí consideré como un regalo. Mi mamá siempre dice que las bendiciones de gente que tiene menos que tú, son las que cuentan; yo no creo mucho en bendiciones, pero sí en la humildad y aquella mujer me dio más que su última pieza de pollo; una gran lección.

En el mismo pueblo, me tocó visitar a una señora que acababa de tener a su bebé, ¡en su propia casa! Quizás para muchos esto no sea asombroso, porque antes así se traía a los hijos al mundo, sólo con la ayuda de una partera; pero esto no era lo sorprendente, sino que el doctor y enfermera, fueron sus otros dos hijos; al cuestionar éste hecho, la señora me contó que el día que iba a dar a luz, acudió a la clínica y encontró a la enfermera, pero ésta le dijo que como era Viernes, se tenía que ir a su casa. Porque en lugares como esos, no está permitido enfermarte en fin de semana si quieres recibir atención médica.

Al llegar la noche y reunirme con el resto de mis compañeros en la comisaría, me reí al notar que los barrotes de la cárcel del pueblo, eran cuadrados, esto provocó que un preso pensara que me reía con él y me regresara una sonrisita picarona. Me acerqué a preguntarle por qué estaba ahí y muy quitado de la pena contestó “nomás porque estaba haciendo del baño afuera de la iglesia”; cada minuto que pasaba hablando con don Bacilio, agradecía que siempre he sido muy metiche y el haberme acercado a él. Me pidió que le llevara de contrabando un vaso de mezcal, porque le empezaba a dar cruda, cuando me negué, dijo “nadie te va a ver, lo voy a esconder bien”; recibió un regaño de mi parte, pues le dije “¿a poco no le gustaría estar calientito junto a su mujer, en lugar de estar aquí solo?” y me contestó que tenía razón. Me contó que por encubrir a un tío que asesinó a alguien años atrás en una borrachera, lo habían acusado y encarcelado a él. Luego de una hora de charla, cuando me despedí me dijo “tu nombre me recuerda a mi esposa, porque se llama Alicia y le digo Ali”; casi solté una lagrimita al escuchar eso.


En otro pueblo llamado Tlacuiloya, donde comencé a aprender náhuatl, encontré a una de las personas que más admiré, un señor de aproximadamente 80 años que casi no escuchaba, viudo, solo, con problemas en la columna, en donde la entrevista tuvo que ser gritada; pero qué reconfortante era ver en el rostro del señor una sonrisa como si tuviera todo lo que alguien necesita para ser feliz. Que a pesar de que cuando le pregunté cuántas veces comía al día y me contestara que una, que ese día comería chilaquiles y me mostrara en su mesa cuatro tortillas que alcanzarían para dos días, lo dijera de una forma tan agradecida con la vida, como si más de tres tortillas fueran suficientes y menos de cinco, fueran la cantidad exacta. Porque en lugares como esos, no está permitido tener más de lo que necesitas.

Estaba hasta éste punto, maravillada con mi trabajo, entonces nuestro jefe pensó que estábamos listas para entrar a la sierra, como decía él “donde estaba lo bueno”, separada de mis amigas, porque me mandaron con una brigada de tres niñas desconocidas, a las 6 de la mañana del siguiente día, salimos con dirección a los pueblos más pobres del país.

¡Qué fuerte!, no tenía más palabras para describir lo que veía. La camioneta nos dejó en un lugar llamado San Miguel Amoltepec Viejo; ¿han visto ‘la ley de Herodes’? pues es una ciudad comparada con ese lugar. Cuando llegamos, me acosté afuera de la comisaría para esperar a que apareciera alguien y saltaron sobre mí un montón de pulgas, que hicieron me levantara y sacudiera, cual pirinola. Salieron tres personas; entre ellos el “líder” del pueblo, un hombre ebrio y grosero que nos hablaba en un tono como si por ser mujeres, no mereciéramos ni eso, pero desafortunadamente uno de los únicos que hablaba español, porque la lengua de ahí, era el mixteco. No había luz y nos fue imposible reunir a las familias para explicarles sobre nuestra visita; así que decidimos irnos de ahí porque era un lugar tétrico, con una vibra cargada de miradas de hombres que ni siquiera un saludo nos dirigían. Notamos que en una casa había una ‘fiesta’ y pedimos al señor que nos vendiera comida; eran aproximadamente 20 personas, de las cuales, sólo 3 eran mujeres; una de mis compañeras me dijo “aquí a las mujeres las tienen como las escopetas, cargadas y en una esquina”. Otra niña que entendía un poco mixteco, nos dijo que muchos de los hombres, se burlaban de nosotras, puesto que decían groserías y no entendíamos. Pensé que mientras no entendiera, no me afectaba, pero estaba por venir lo peor; nos sirvieron chilate, es una mezcla de agua con chile, sin condimentos y con carne de chivo. Nunca desprecio la comida y jamás había estado a punto de vomitar en una mesa, pero ese caldo estaba echado a perder; desgraciadamente me vi obligada a terminarlo. A punto de sufrir un ataque de pánico, les rogué que dejáramos ese lugar, aunque tuviéramos que caminar medio día; no exagero al decir que es la peor situación en la que he estado en toda mi vida. Porque en lugares como esos, no está permitido ser respetada, amada y mucho menos divertirte, cuando naces mujer.

Encontramos una camioneta que por $100.00 nos trasladó a San Miguel Amoltepec Nuevo, donde las cosas pintaron un poco mejor; eran ex habitantes del pueblo anterior, pero tras el derrumbe del cerro, habían decidido reconstruir sus casas más cerca de la carretera. Tampoco tuvimos mucha suerte, debido a que se descargaron nuestros dispositivos para hacer entrevistas y sólo pudimos hacer unas tres. Aunque esto no fue impedimento para que me llevara otra gran sorpresa: Cuando pregunté a un muchacho que hablaba un poco de español, si había un nuevo miembro en la familia, me dio el nombre de una joven que supuse era su novia, a lo que contestó “es la esposa de mi papá”; ignorante de sus costumbres, cuestioné su respuesta y me dijo “es la otra esposa de mi papá”. Cuando volteé incrédula a cerciorarme que lo que mis oídos escuchaban era cierto, noté que las dos esposas platicaban entre sí, al más puro estilo ‘europeo recontramodernista’. En muchos lugares, todavía se acostumbra a comprar mujeres o cambiarlas por animales; eres afortunada si tienes 12 o 13 años, después de esa edad, eres quedada y sólo puedes ser ‘segunda mujer’ y ni hablar de 18 años en adelante, porque 10 cartones de cerveza, es lo máximo que dan por ti. Porque en lugares como esos, no está permitido ser celosa con el marido; si él tiene dónde meter a cuantas esposas le plazcan, de la edad que les plazca, tú sumisa y abnegada ante esa decisión o cualquier otra.


Sólo una casa en el pueblo tenía baño y favorablemente, la dueña nos ofreció posada; me dejaron sola en un cuarto sin luz y ésta fue la primera noche que pasé llorando, extrañaba cualquier mínima comodidad y estaba en medio de esa pobreza que desespera y te hace querer hacer algo. Al amanecer, ofrecimos un trato a la señora, le daríamos dinero para que nos hiciera chilate de pollo, a cambio de que su familia también podría comer de ahí. ¡Jamás me imaginé ver caminando a mi comida segundos antes de ingerirla! Mientras se cocinaba la carne, me ofrecí a peinar a las hijas de la señora, no imagino cuándo había sido la última vez que un cepillo pasaba por su cabello, pero siempre me acordaré de la satisfacción en las caras de Alondra y Alejandra, cuando se iban a la escuela con sus trencitas. En el recreo, permiten a los niños ir a comer a casa, así que cuando llegaron las niñas, me enseñaron a preguntar cosas en mixteco.

Otra cosa que aprecié, fue que el 80% de los niños de la escuela, iban sin zapatos; estábamos como a 10 grados centígrados y ellos pisaban el lodo y las piedras con sus piecitos descalzos. Me pasaban por la mente todos esos zapatos que cuando pasan de moda, tiramos; era frustrante no poder sacar el dinero que traía en la bolsa y regalarlo, porque no teníamos permitido mostrar asombro ni emociones ante las personas, dado a que se podía malinterpretar como una ofensa.

Salimos de ahí, encontramos una camioneta donde transportan a los animales, que nos llevó hasta la cabecera municipal; citando al famoso canaca “¡me trasladaron como puerco!”. Mientras mis compañeras iban a buscar un teléfono para llamar a alguien que nos recogiera, me quedé sentada en la entrada de la presidencia de Cochoapa. Siempre he querido mucho a mi amiga Brenda, pero cuando alcé la vista y la vi bajar de la camioneta de Sedesol, corrí a abrazarla y solté en llanto; creo que era emoción por verla, o tal vez un llanto de miedo que me había aguantado. No encontramos a ninguna autoridad, pues ese día, el gobernador de Guerrero inauguraría una carretera y toda la gente volcaría su atención a su visita. Porque en lugares como esos, los gobernadores que llegan en helicóptero, valen más que los asuntos de la gente que camina sin zapatos.

Luego de que el jefe vio nuestras caras al regresar a la oficina, concluyó que lo más acertado era cambiarnos a una zona más tranquila. Un compañero me platicó que la gente no era mala, sino que sus actitudes son costumbres que se dividen por culturas; existen cuatro diferentes en el estado: Náhuatl, Mixteco, Tlapaneco y Amusgo. Ya había diferenciado la forma de ser entre las dos primeras y me faltaban por conocer dos más. Desafortunadamente, los Amusgos se encuentran en la costa sur, ya casi en Oaxaca y hasta esa zona no llegamos.


Vino Lomazóyatl, lugar de mixtecos, pero de mente más abierta debido a la cercanía con carretera. La traductora que me ayudó, tenía la misma edad que yo y sin embargo ya tenía hijos. Ésta parte me emociona contarla y es que mientras entrevistaba a una ancianita, la fecha en su acta de nacimiento hizo bailar a mi corazón: ¡Noviembre de 1910! Claro que la felicité y me auto invité al festejo bicentenario. Porque a pesar de tener cien años a cuestas, la señora de lo más coqueta, combinada en su vestido y siempre sonriendo.

Era el turno de pueblos náhuatl; aquí conocí a una señora que además de regalarme un plato de exquisitos quelites, me enseñó a pronunciar bien el náhuatl y a diferenciarlo de los otros dialectos. También me contó que dejó la escuela en cuarto grado de primaria, para casarse; le pregunté si quería hacerlo o había sido arreglo y me dijo “yo si me quise casar, a la que vendieron fue a mi prima”. En un pueblo más adelante, encontramos a unos niños jugando con una bicicleta fabricada por ellos mismos. Y como ésta, muchas historias más.

Los siguientes pueblos que visitamos, fueron Tlapanecos. Las personas no son tan amables como los náhuatls, ni tan cerrados como los mixtecos; más bien son reservados. No logro precisar los nombres de todos los pueblos, pero me parece que el municipio se llamaba Atlixtac, llegamos a un lugar donde el rio dividía a las familias, que no se querían por cuestiones de tierras, así que era San Pedro Norte y San Pedro Sur. La única vía de acceso al siguiente poblado, era una carretera que parecía estar hecha de chocolate; la camioneta patinaba y al lado de nosotros el barranco que para Omar, nuestro chofer, no era gran cosa, por lo que nos obligó a subir piedras y saltar en la caja de la camioneta mientras a toda velocidad aceleraba para subir la colina. En un volanteo se agitó tanto que casi caemos y después de tantas peripecias, pudimos llegar hasta un punto cercano y así caminar poco para encontrar al comisario. Lo relevante aquí fue la noche que pasamos en la comisaría; cenando sopa instantánea y refresco, tendiendo las cobijas que las señoras nos prestaron, para no sentir tan frio el suelo y sorprendiéndonos de nuestro ahora amigo Omar, que sin chistar, ¡se bañó afuera, sobre el pasto, con agua helada! Luego resultó que él era el sorprendido, pues dijo que jamás había conocido a mujeres tan sucias como nosotras, que llevábamos días sin bañarnos y no pensábamos hacerlo; pero como decía mi abuelo “de mugre no me he de morir, de frio sí”. Terminamos satisfactoriamente la visita al lugar, obvio llevándome como conocimiento algunas frases en tlapaneco y la carita de Antonio, un niño con quien hice un buen trueque: yo le di mis galletas y él me dio una excepcional sonrisa chimuela.

Para terminar, visitamos pueblos donde hablaban español y en uno de ellos, la esposa del comisario nos platicó que la escuela estaba cerrada porque habían acusado al maestro que no daba clases y así, sin más, dejó de presentarse a trabajar; sin entregar papeles a los niños, por ende, los que querían seguir estudiando en la Secundaria, se iban a tener que esperar un año más, claro, si no antes decidían irse de mojados o casarse. Porque en lugares como esos, la educación no es un derecho, es un lujo que no cualquiera puede darse por demasiado tiempo.


Y de ésta forma terminó mi intrépido trabajo de verano.

Por supuesto me faltan demasiados nombres, pero me es imposible memorizar todo. Cada una de las tres amigas que hicimos el viaje, aprendimos algo; Monse no se comía la orilla de la tortilla y ahora no deja ni un solo trozo de ésta; Brenda aprendió a no sentir tanto asco por las cucarachas y a no gritar tan fuerte cuando se baña con agua fría; yo aprendí algo más allá de lo que se puede ver. Era una persona que no creía ni pizca de lo que dice el gobierno, que obviamente me conmovía ante la pobreza, pero jamás había tenido la convicción tan grande de hacer algo. Si de algo me pude dar cuenta, es que los programas de ayuda social están, son bastante buenos; pero estoy irrefutablemente convencida de que nosotros como beneficiarios hacemos mal manejo de ellos, porque recibimos un apoyo y lo tomamos como un pilar. Dicen que “Cualquier sistema que quita la responsabilidad de la gente, la deshumaniza”, yo pienso que no es así; creo que si tienes un incentivo, es para mejorar tus condiciones y no para conformarte. Analizando sólo “Oportunidades”, el 40% de las personas que lo reciben, no lo necesita, pues es gastado en ropa, electrodomésticos, o lo que es peor, cerveza; eso es causa de que se usen recursos que bien podrían ser utilizados en otros ámbitos. Pero está también la otra parte que si necesita, las familias que sobreviven con $100.00 al mes, los niños que andan desnudos porque no tienen para comprar ropa, las señoras que de alguna extraña manera, hacen rendir lo poquito que reciben y mandan a sus hijos a la escuela, tienen una casa limpia, porque saben que la pobreza no tiene nada que ver con el descuido; creo que por ellas, valen la pena éste tipo de programas.

El haber vivido de cerca el México real; reconocer los contrastes como estar a tan sólo 5 horas de un lugar turístico donde se mueve tanto dinero; convivir con personas que te enseñan que lo que es tan cotidiano para ti, para ellos es un acontecimiento, como ir a la ciudad, ver la televisión, comer carne, ir a la escuela, estrenar zapatos… O simplemente amar; ¡no tiene comparación!

Y si bien mi viaje no cambia nada en el curso del mundo, por lo menos si en el curso de mi vida; porque lo mejor que puedes hacer por los demás, es respetando; a tu familia, el espacio donde vives, donde trabajas, al amigo que siempre está ahí, las ideas de los demás, pero sobretodo a ti mismo. Porque respetar implica no robarle al que no tiene, ni al que tiene; implica que te apasione lo que haces; implica soñar aunque se vea imposible; implica simplemente disfrutar cada instante, porque hasta que te encuentras en situaciones tan significantes, aprendes a valorar y amar las cosas más insignificantes.